¿Tiene una hipoteca? ¿Sabe ya lo que le depara el 2015? Aunque nadie puede saber a ciencia cierta lo que nos depara el futuro –y mucho menos cuando hablamos de los siempre fluctuantes mercados– hay algunos indicadores que ayudan a hacer una previsión.
Antes de empezar, analicemos el punto de partida: es decir, los porqués. ¿Por qué sube o baja una hipoteca? Muy sencillo, porque el dinero es un activo sometido a las influencias externas, y aunque a veces nos parezca extraño, su valor cambia en cada momento. Es fácil de entender si recurrimos a un ejemplo: un billete de cinco euros tiene un valor relativo en la vida de un adulto –tal vez se nos escape invitando a tomar unos cafés–, pero esos mismos 5 euros valen mucho más en la vida de un niño, ya que con ellos tiene acceso a dulces, cromos y otros ‘activos’ que para él tienen un enorme valor. Algo similar ocurre cuando las condiciones del mercado macroeconómico cambian. No es lo mismo disponer de dinero en circunstancias normales que en condiciones de crisis, como todos hemos podido comprobar.
En este mismo blog hemos comentado ya en alguna ocasión que es el Banco Central Europeo el encargado de fijar los tipos de interés (es decir, el precio de ‘comprar’ dinero). La decisión de subir o bajar los tipos influye directamente sobre nuestra hipoteca, porque ésta está vinculada habitualmente a las fluctuaciones (es el famoso ‘euribor’ + X’. Y no olvidemos que el euribor es un indicador directamente relacionado con el precio del dinero.
Bien, ¿de qué depende entonces? El BCE, como máximo organismo europeo de política económica, decide el rumbo de la economía en función de las previsiones. Estos últimos años, en los que la economía europea ha flaqueado, el BCE ha tomado reiteradas decisiones de depreciar –es decir, bajar– los tipos de interés. De esta forma, acceder al dinero era más barato, y así se estimula la concesión de préstamos. Dicho de otra forma: se busca con ello animar el consumo para reactivar la economía.
Pero ahora el escenario económico ha cambiado, en principio para bien. Las perspectivas económicas –dejando de lado el excepcional caso griego y algún otro– son bastante más halagüeñas que hace un par de años. Sin ir más lejos, el FMI ha pronosticado un crecimiento de la economía española superior al 2%. Todo apunta, pues, a que en los próximos trimestres los tipos deberían ir subiendo, y por tanto nuestra cuota hipotecaria, en última instancia, también. Pero esto, no lo olvidemos, es sólo una hipótesis.
En las últimas semanas, el BCE ha dado muestras hasta ahora de ser aún muy prudente. De hecho, justo antes de las fiestas navideñas anunció una nueva rebaja de los tipos de interés, muy cercanos al 0%. Esta situación puede prolongarse algún tiempo más –como un mensaje de prudencia del BCE–, pero todo apunta a que remontarán el vuelo. La Reserva Federal de Estados Unidos (FED), organismo homólogo al BCE en América, ya ha adelantado que a mediados de 2015 será un buen momento para subir los tipos, y Goldman Sachs pronostica que eso tendrá lugar en septiembre de 2015. En Europa, en cambio, los analistas apuntan a que esa subida llegaría más tarde debido a diferentes procesos de incertidumbre. Entre otros factores, preocupan las elecciones en Grecia… y también en España.