El Banco de España nos comunicaba hace pocos días lo que empieza a ser ya una costumbre: una nueva bajada del euríbor a doce meses (que es el que se utiliza como referencia para el cálculo de las hipotecas). Esta vez, el descenso situaba el indicador en el 0,128%, claramente por debajo del 0,154% del mes anterior. Esta nueva bajada es relativamente modesta, pero si miramos la evolución del euríbor con perspectiva nos daremos cuenta de que ya son muchos los meses de descenso acumulado. De hecho, son 15 meses consecutivos.
¿Qué consecuencia tendrá este nuevo descenso en nuestras hipotecas? Para un préstamo de 120.000 euros a 20 años –en el supuesto de que toque revisarla este mes–, la cuota mensual bajará 13 euros; es decir, al año nos ahorraríamos 156 euros hipoteca.
¿Y cuánto durará esta racha bajista?, se preguntan ahora muchos inversores. De momento, la previsión a corto plazo es que siga bajando. Desde que, a principios de noviembre, el Banco de España anunció la cifra oficial, el euríbor ha seguido esta tendencia, e incluso ha llegado a situarse por debajo del 0,10%.
Desde FERCO Gestión hemos analizado la evolución del euribor a lo largo de los últimos años, y aunque nadie puede predecir el futuro, la lectura del pasado nos proporciona algunas pistas interesantes. Por ejemplo, en julio de 2008 el euríbor tocó techo con un 5,39%, y a partir de ahí inició un desplome rápido y continuado –cayó nada menos que 4 puntos en sólo un año–.
Los movimientos del euríbor guardan una estrecha relación con el momento económico. Dado que en 2008 empezaba la crisis económica, las políticas europeas trataban de incentivar el consumo a través de bajadas de tipos, que lógicamente se reflejaban en el indicador. Bajo esta misma lógica, deberíamos esperar que una eventual recuperación económica llevara a un incremento del euríbor.
Desgraciadamente, nada hace pensar que la recuperación económica llegue de forma rápida y fulminante, por lo que la evolución del euríbor en los próximos meses –o incluso años– se prevé, en principio, leve. En la práctica, esto significa que nuestras hipotecas –vinculadas mayoritariamente al euríbor– no deberían depararnos sorpresas desagradables si todo sucede al ritmo de los acontecimientos actuales.