Seguro que a muchos de nosotros nos resulta familiar: un día recibimos un correo electrónico de nuestro banco –o eso quieren hacernos creer– informándonos de una revisión rutinaria. El correo incluye la apariencia de nuestra entidad –logotipo, color corporativo, etc– y el lenguaje es similar al que usa nuestra entidad. Pero resulta sospechoso que se nos pida introducir la clave para actualizar nuestra cuenta…
Es el famoso phishing, una de las muchas formas de estafa relacionada con el mundo bancario, en este caso basado en la suplantación de identidad. Pero hay muchos más. La evolución del phishing es lo que se conoce como el ‘pharming’: se redirige a la víctima a una web fraudulenta en la que se imita el aspecto de la web de la entidad bancaria y, aprovechando esta aparente normalidad, se roban las claves del usuario. Un consejo para evitar este timo es comprobar que la dirección de la web comienza por https:// (atención a esa ‘s’ que es la que nos dará la garantía).
Otro timo recurrente es el los falsos premios de lotería. Todo empieza con un correo electrónico en el que somos informados de que hemos resultado agraciados… con un premio de lotería extranjera. Para cobrarlo ‘sólo’ debemos rellenar nuestros datos personales… y bancarios. A pesar de la sencillez del timo, la Policía sigue advirtiendo en su web de que se trata de delincuentes organizados. Para dar mayor credibilidad, se incorporan logos de instituciones, y lo más peligroso: atienden a las llamadas –los mismos delincuentes–, aparentando así una cierta autenticidad. La Policía Nacional ofrece un consejo infalible para estos casos: “utilice el sentido común: a nadie le toca la lotería sin jugar”.
Los pagos fraudulentos con tarjeta son otro de los grandes timos cibernéticos. Los delincuentes crean en este caso una web con apariencia de e-commerce convencional, con productos a la venta y precios extremadamente baratos, que actúan como gancho. En el momento de pagar, nos piden el número de la tarjeta y pueden ocurrir dos cosas: o bien nos cobran y jamás recibimos el objeto comprado, o bien sencillamente se quedan con los datos de nuestra tarjeta para utilizarla fraudulentamente. ¿Cómo evitarlo? Busquemos pasarelas de pago fiables y, sobre todo, desconfiemos de precios sospechosamente baratos en webs desconocidas. La seguridad es un activo que a veces vale la pena pagar.
Para acabar, enumeramos algunos consejos proporcionados por la Policía Nacional en relación a correos sospechosos. Son consejos básicos y genéricos, pero nos pueden evitar más de un susto:
· No abrir mensajes de correo, de origen desconocido. Eliminarlo, directamente
· No ejecutar ningún archivo adjunto que venga con mensajes sugerentes
· Adopte las medidas necesarias, cuando le ofrecen «regalos» sustanciosos y, para recibirlos, tiene que llamar por teléfono a prefijos 903/ 803/ 807/ 906 ( este último en algunos casos es un número de tarifación especial)
· No facilitar la dirección electrónica con demasiada ligereza
· Tenga activado, constantemente, un antivirus
· Visite páginas especializadas sobre seguridad informática
· Para que sus datos viajen seguros, envíe sus mensajes cifrados