¿Podré pagar mi hipoteca? ¿Cómo puedo estar seguro de que es la adecuada para mí? ¿Durante cuántos años debo alargarla? ¿Qué comisiones debo/puedo pagar y cuáles no? Son algunas de las preguntas que surgen en el momento de firmar una hipoteca. A menudo, las prisas por comprar nos llevan a tomar decisiones erróneas. Por eso es importante tener en cuenta algunos consejos básicos.
1. Ten en cuenta la regla del 40%: se suele tomar como referencia óptima para la concesión de una hipoteca la cifra del 40%. Es el porcentaje máximo que la cuota mensual de hipoteca puede representar en relación a tus ingresos actuales. Si la cuota a pagar es de 700 euros, tú (y tu pareja, si es el caso) deberíais reunir unos ingresos mensuales de al menos 1.750 euros.
2. Prevé escenarios pesimistas: no, no se trata de ser negativos. Al contrario: si prevés un escenario negativo de cara al futuro (por ejemplo, que te quedes sin trabajo y tardes un tiempo en encontrar uno nuevo) te resultará más fácil reaccionar en caso de apuro. Lo ideal es contar con un ‘colchón’ que te permita cubrir holgadamente esas situaciones; pero si no es posible en tu caso, contempla otras opciones. En contra de lo que mucha gente cree, al contratar una hipoteca NO es obligatorio contratar un seguro con esa entidad. No obstante, no está de más escuchar las posibles ofertas para estar cubiertos en caso de paro de larga duración.
3. Alarga los plazos… pero sólo lo justo
En los años del ‘boom’ inmobiliario era frecuente que se concedieran hipotecas a 40 años (sencillamente, era imposible pagar esas cifras astronómicas en menos tiempo). Las cosas han cambiado: los bancos se arriesgan menos. Esto significa que debemos afrontar cuotas más exigentes, pero también es cierto que los precios de los pisos han bajado. Pero también supone pagar menos intereses. El Banco de España recuerda que, cuanto más tardemos en devolver el dinero, más intereses pagaremos.
En definitiva: nos interesa acortar al máximo las cuotas, pero sin llegar al ahogamiento financiero. Pregúntate hasta cuándo estás dispuesto/a a pagar hipoteca (¿hasta los 50? ¿60? ¿70 años?) y actúa en consecuencia. Pero trata de respetar la ya comentada regla del 40% para evitarte sobresaltos.
4. Busca, compara…
Una hipoteca no es un ‘favor’ que nos hace el banco; es una transacción económica en la que la entidad ‘vende’ y nosotros ‘compramos’. En este caso, el objeto de la transacción no es otro que el dinero. Apliquemos la misma lógica que aplicaríamos a la compra de cualquier otro producto (una camisa, un coche, un viaje): contemplemos opciones, pidamos presupuestos en diferentes entidades… y al final, con esa información en la mano… tomemos la decisión. La ayuda de expertos que no estén vinculados al banco siempre será útil. Puedes consultar aquí el simulador de hipotecas de Ferco.
5. Analiza con lupa las condiciones
Igual que al comprar un coche miramos el consumo, la capacidad del maletero o la calidad de los extras, al contratar una hipoteca no debemos olvidar los detalles, que serán clave para que se ajuste a nuestras necesidades. ¿Hay comisión de apertura? ¿De cuánto? ¿Debemos pagar comisión en caso de pagar por anticipado? En caso de haber promociones, ¿son acumulativas o excluyentes? En el (muy probable) caso de que el banco no nos conceda el 100% del importe, por ejemplo un 80%, ¿a qué interés nos cobrarán el 20% restante? ¿Qué ocurrirá si queremos subrogar un día la hipoteca? ¿qué costes tendrá?